El Tour de 1992 (XII)

 

El eco de la portentosa actuación de Indurain el día de Luxemburgo se extiende como un terremoto entre el pelotón del Tour de Francia y propicia las más diversas comparaciones. El hecho de que desde tiempos de Anquetil o Coppi no se hubiera producido una diferencia tal entre primero y segundo de la etapa (aunque la diferencia por kilómetro que alcanzó Indurain también la logró Merckx en su victoriosa crono de Versalles de 1970) hizo que los apelativos para nominar la actuación del navarro terminaran acabándose.

 

Quizás por ello la etapa del día siguiente contempla el primer sprint masivo de lo que llevamos de Tour, un día de piernas cansadas, donde la fatiga empieza a lastrar el cuerpo de los ciclistas, y donde el pelotón vence cualquier intento de escapada sin dificultad. En la meta se impone el elegante velocista holandés Jean Paul Van Poppel, que ese año también había vencido en la etapa de Albacete en la Vuelta a España y que reverdece de esta forma los viejos laureles de su exitosa Grande Boucle de 1988.

 

El Fignon Crepuscular También Gana

El Fignon Crepuscular También Gana

Pero en este Tour loco la tranquilidad nunca dura más de un día, y de hecho en la etapa siguiente se llega a Mulhouse, después de un trayecto de media montaña que incluye como punto culminante y más complicado el legendario Grand Ballon de Alsacia, el primer puerto que escaló la ronda francesa en 1905, y que resulta símbolo ideal de este nuevo Tour de Francia más europeo, una vez superadas las fronteras nacionales. En 1905 Desgrange llevó su carrera a Alsacia como una muestra de identidad nacional frente al enemigo prusiano. En 1992 el Tour vuelve a pisar las herraduras del Grand Ballon como muestra de fraternidad en la Europa de Maastrich.

 

 

No hay paz, sin embargo, para el pelotón de la ronda gala en esa etapa. Y no hay paz porque uno de los más grandes ciclistas de las últimas décadas, un campeón venido a menos, pero siempre peligroso, se empeña en que no la haya. Efectivamente en las rampas del Grand Ballon salta con fuerza Laurent Fignon, el flamante fichaje del Gatorade, que pronto abre un bonito hueco a través de las curvas adoquinadas del coloso alsaciano. En el pelotón hay tímidos intentos por parte de Chiapucci que son siempre controlados por un buen Julián Gorospe, que es ese día el primero de la guardia pretoriana de Indurain. Bugno, sin embargo, no prueba nada, pese a tener por delante al parisino en una situación táctica muy interesante. El italiano comienza a dar síntomas de pusilanimidad y cierta fatiga mental frente al indómito carácter que tiene su compatriota del Carrera o su propio compañero francder. Otro dolor de cabeza para Indurain y su equipo.ue no sean las de posible ganador del Tour, si pueden ser importantes para més.

Clase, Siempre Clase

Clase, Siempre Clase

 

Al final, después de una cabalgada de más de 40 kilómetros con el pelotón pisándole los talones el corajudo y talentoso Laurent Fignon consigue la que será su última victoria en el Tpur de Francia. Además se sitúa bien en la general y muestra que sus piernas, aunque no sean las de posible ganador del Tour, si pueden ser importantes para movimientos tácticos con su líder. Otro dolor de cabeza para Indurain y su equipo.

 

 

 

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